Nomofobia: así es el miedo a estar sin dispositivos móviles

Estudios muestran que por lo menos 9 de cada 10 personas presentan algún grado de nomofobia, una problemática generalizada que puede acarrear importantes afectaciones. ¿Cómo ser libres de este mal?

Hace poco, millones de personas alrededor del mundo experimentaron una caída prolongada de redes sociales tan importantes como Facebook e Instagram. Algunos sintieron desesperación, al pensar que sus cuentas habían sido hackeadas; mientras que otros ansiedad, ante la incertidumbre de no saber cuándo se restablecerá los servicios.

Hay que ser sinceros para reconocer que el uso que se le da al teléfono móvil en nuestro día a día puede llegar a ser problemático. ¿Es normal que lo llevemos a todas partes? ¿que lo revisemos constantemente mientras cenamos o dialogamos con alguien? ¿Que nos sintamos inquietos cuando se nos va la señal o nos quedamos sin batería? ¿Que obtenemos por no dormir con tal de estar más tiempo “conectados”?
Desde hace más de 15 años se identificó esta problemática, dándole el nombre de nomofobia que, técnicamente, es el miedo irracional a no tener un teléfono celular o estar desconectado a internet.Sin embargo, decir que vivimos en una sociedad de adictos a los teléfonos móviles puede ser desproporcionado. Hace un tiempo publicamos en este medio una serie de artículos sobre ciberadicciones, en donde se incluyeron temas tan importantes como el consumo problemático de pornografía, videojuegos, apuestas en línea, redes sociales y, por supuesto, teléfonos celulares.

Los profesionales en el área de la salud mental que consultamos explicaron que el diagnóstico de adicción puede cambiar de una persona a otra. Por ejemplo, hay personas que por su profesión necesitan utilizar frecuentemente sus teléfonos celulares, y dicho consumo no podría ser catalogado como adicción.

Una adicción, o consumo problemático de estas tecnologías, se presenta cuando comienzan a generar problemas en nuestro día a día. Algunos ejemplos son la incapacidad de permanecer un lapso prolongado de tiempo sin mirarlos o por lo menos tenerlos en la mano; el aislamiento, cuando se prefiere estar en el teléfono a interactuar con otras personas; cuando se experimentan alteraciones en el sueño, porque se prefiere mantenerse en estado de vigilia; cuando aún cuando se experimentan síntomas de fatiga física (como cansancio ocular, dolor en músculos o articulaciones, y dolores de cabeza)  se prefiere seguir conectado al celular.

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